Subo andando desde la casa de mis hijos en Antonio Grilo hasta Alonso Martinez. Dudo un poco, unos minutos, para decidirme a entrar por "mi zona": Pez, Pozas, Tesoro, Minas. En el camino a paso ligero -no quiero pararme demasiado en el ayer- voy buscando, casi sin querer, la panadería, el supermercado, la bodega, la mercería... No queda nada. Leo: "Casa Ángel" cerrada desde sabe Dios cuando, y me paro un momento a mirar el portal de la que fue nuestra casa. Alzo la vista: hay macetas en las ventanas; me pregunto si alguno de los niños que juegan en la calle, como entonces, vivirá en ella. Subo por Espíritu Santo mientras sigo recordando, de pellizco en pellizco, de partida en partida, el día y la noche -encontrados- de esta calle tan singular, tan disparatada, tan llena de contrastes que intentaban convivir. He pensado que subiendo por aquí me evitaría pasar por "La Vía" y con ello por recuerdos que pueden golpearme con más fuerza todavía. Es...